Para abordar el concepto de Transición Energética, es necesario definirlo desde una perspectiva amplia, teniendo en cuenta no solo aspectos técnicos sino también las implicaciones sociales que llevan aparejadas.
Si atendemos exclusivamente a criterios técnicos podríamos definir la Transición Energética como el proceso de transición, compuesto por un conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo energético, apoyados en el marco jurídico actual, para alcanzar una mayor sostenibilidad. Lo que se persigue con este proceso es la progresiva descarbonización de la economía, pasando progresivamente del uso de fuentes de energía tradicionales y contaminantes a otras de origen renovable.
Este proceso no es algo novedoso en la historia, a lo largo de ella la humanidad hemos propiciado otras transiciones energéticas, todas ellas, incluida la actual con dos características en común, por un lado, se produce un cambio de fuentes principales de energía, y por otro como consecuencia de lo anterior, se produce, en todas ellas, un gran cambio social.
La primera transición energética se produjo en torno al año 10000 a.C con el descubrimiento de la agricultura, los primitivos humanos disponían por primera vez de una fuente de energía estable, lo que les permitió asentarse y experimentar un gran auge demográfico y social.
Durante muchos siglos, la agricultura fue al base de la economía junto con el comercio, y las fuentes de energía que la humanidad utilizó eran aquellas que la naturaleza proporcionaba, principalmente la madera, pero en el s.XIX con la aparición del carbón como fuente de energía se produjo otro cambio social, aparece la sociedad industrial y todos los cambios que ello aparejado, entre ellos un auge de las innovaciones técnicas.
A principios del s.XX aparece una nueva fuente de energía, los derivados del petróleo, y con ella se produce otro cambio social, se pasa de una sociedad industrial a una sociedad globalizada en un proceso de transformación paulatino y desarrollado a lo largo de los años.
Actualmente estamos inmersos en la cuarta Transición energética de la historia de la humanidad, que se ajusta al patrón de cambio, presenta las dos características de las anteriores, una nueva fuente de energía, en este caso varias, las energías renovables, y un cambio social, en este caso el nacimiento de la economía verde, y la sostenibilidad como pilar de la sociedad. Pero simultáneamente presenta otra característica novedosa frente a las anteriores, y es la necesidad de proteger la Tierra de la amenaza del cambio climático. Se trata de una transformación necesaria, en la que todos tenemos que involucrarnos y que además debemos hacerlo lo más rápido posible.
No se trata solo de un cambio de fuentes de energía, sino un cambio de paradigma de todo el sistema, en búsqueda de oportunidades de un futuro más sostenible y resiliente.
Este proceso representa multitud de beneficios, de diferente índole, principalmente medioambientales:
- Reducción de emisiones de efecto invernadero
- Presentan seguridad de suministro
- Las fuentes de energía renovables son inagotables y baratas
También ofrecen beneficios sociales:
- Contribuyen al desarrollo económico, generando nuevos empleos
- Innovación tecnológica, la transición energética impulsa el desarrollo tecnológico
